Fecha: 29 de Marzo de 2020
Nuestra compañera y asociada de ALPA, Míriam Terrones Chicharro, comparte su experiencia vivida hasta la fecha en estos días de confinamiento e incertidumbre
Han pasado 11 días desde que el Gobierno decretase el estado de alarma por ese virus que acechaba silencioso y amenazaba con alterar nuestro día a día. Semanas antes sentía inquietud por las noticias que recibíamos de China. El Covid-19 estaba cada vez más cerca pero, a pesar de eso, no podíamos hacer nada más que continuar con nuestras vidas.
Hasta que llegó ese viernes 13 en el que deciden cerrar todos los colegios de Asturias como medida preventiva. De pronto mi rutina ya no es la de hace tan solo unas horas, aunque no por ello dejaría de dedicar mis horas al trabajo con los peques, esta vez en la distancia.
Es entonces cuando decido que debo mantener la seguridad de todos, tanto pacientes como familias y trabajadoras. Decido cerrar la clínica para ayudar a prevenir la propagación del virus, sin pensar las consecuencias que supondría en un futuro no muy lejano. Solo pensaba en evitar más contagios y proteger a los míos.
Ahora me encuentro aquí, escribiendo y tratando de entender cómo es posible que los logopedas sigamos siendo invisibles. Somos profesionales sanitarios, pero también responsables y para cumplir el distanciamiento social que se nos exige dejamos de atender a nuestros pacientes de manera presencial. Sí, presencial, porque para intentar acompañarles en este proceso de confinamiento seguimos en contacto con ellos, asegurándonos de que están bien y aportando herramientas para trabajar de algún modo desde casa. Aunque resulta frustrante, pues es imposible ejercer de logopeda a través de un email o una llamada de teléfono. Me siento desamparada. ¿Qué será de nosotros cuando todo esto termine?
Tendremos que salir adelante ¡y vaya si lo haremos! Estoy segura de que será por nuestra lucha y solidaridad. Desde luego, nos quedaremos en casa el tiempo necesario. Sin embargo, necesitamos que nos escuchen y decreten el cierre de nuestros centros. O seguiremos pagando todo como si continuásemos en nuestros puestos de trabajo, con todo lo que eso conlleva. Pero os aseguro que a partir de este momento la Logopedia será mucho más que una palabra de 9 letras. ¡Ánimo compañeros!.
Míriam Terrones Chicarro
Num de asociada 104