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SER LOGOPEDA d.C. ADAPTARSE O SUCUMBIR

Tras varias semanas de "letargo logopédico presencial" debido al confinamiento, estamos retomando nuestros puestos de trabajo

Activamos el protocolo "Stop Coronavirus." Nuestra compañera, Bárbara Bayón, comparte con nosotros sus sensaciones ante esta situación que ha revolucionado la vida de tod@s a nivel mundial

Empecé a trabajar presencialmente en el inicio de la Fase 1 en Asturias como muchos de mis colegas. Fuimos “personal esencial” pero la gran mayoría paramos, interrumpimos todo, cerramos y nos confinamos.
Soy Logopeda de la promoción del 2000-2003. Me he pasado esta dos últimas décadas quitando barreras a la comunicación y ahora, ¡zas!, tengo la sensación de que este escenario pone más barreras a nuestra labor.
Este virus ha venido para quedarse una temporada entre toda la población mundial. Así, estamos observando como la teleintervención o telelogopedia es un reto técnico que brota para mantener el equilibrio. La incorporación de medios y tecnologías de la comunicación es una práctica muy común tanto en el campo de la sanidad como en el de la educación, tanto en el ámbito formal como informal. Por esta práctica existe la educación a distancia. Pero, ¿la logopedia a distancia?, ¿cómo puedo observar si un ápice lingual está bien ubicado dentro de la cavidad oral y en ocasiones, sin palpar?, ¿cómo trabajamos la atención conjunta en un niño con TEA?, ¿observar ingurgitaciones yugulares por una pantalla?, ¿estimular el lenguaje de 0 a 3 años?, ¿percibir la comunicación no verbal? Y qué me decís del juego. A mi juicio, considero el contacto logopedapaciente imprescindible, vital y necesario en esta profesión.


En mis inicios hacia domicilios. Jamás pensé en hacer teleintervención y lo estoy realizando, eso si, con cautela. Siempre, en nuestros tratamientos en clínica a.C., decíamos que nuestro trabajo empieza cuando “se van por la puerta”, desde dentro hacia afuera, haciendo referencia a que nuestra intervención gana importancia fuera de las sesiones, que es en familia, en el colegio o en el parque con amigos donde se tienen que apreciar las mejoras, los avances en SAAC, las estrategias enseñadas para esa semana o la tan temida generalización. Y ahora es de afuera-adentro. Especialmente, uno de los aspectos más apreciados en esto de la telelogopedia es la inclusión de las familias en la intervención. Antes ya lo estaban en muchas ocasiones. Pero ahora más que nunca. Incluso lo llamaría: objetivos en familia. Se precisa formar a las familias y mucho feedback.
No obstante, por mucho que hagamos sesiones no presenciales por plataformas MEET, ZOOM o TEAMS, individuales o en familia, ninguna de ellas va a sustituir la cantidad de sensaciones, efectos y emociones que nos aporta la sesión presencial. Por ejemplo, dónde van a quedar los efectos humanos del acompañamiento cuando se da una mala noticia o cuando se da un alta. Todo lo anterior son sensaciones, algunas, que produce el teletrabajo desde el punto de vista logopédico.


Sin embargo, desde el 11 de mayo, en la vuelta al trabajo presencial hay otras impresiones y sobresaltos nuevos en las clínicas. Me refiero a las emociones producidas a través de la pantalla facial, detrás de esa mascarilla, en la distancia social con pacientes y sus familias y después de esa desinfección. Para nuestro colectivo no está siendo fácil. Por una parte, nos apetecía mucho volver, por otra, tanta barrera obstruye el ánimo. A pesar de que los pacientes infantiles nos están dando un gran ejemplo de ajuste y adaptación considero que, desde hace dos meses, muchos de nosotros, logopedas perseverantes, nos retamos a nosotros mismos, estamos mejorando nuestra capacidad de comunicación, organización y gestión del tiempo. Aunque las cuentas no nos cuadren, seguimos planificando actividades, compartimos materiales, estamos más conectados que nunca. Cooperamos. Y al hacerlo, se produce una recompensa cerebral positiva. Somos conscientes de que necesitamos mucha práctica y telepráctica en esta nueva realidad, seguimos confeccionando un servicio fundamental para la sociedad, debemos adaptarnos, recuperar la sensación de integración, reinventarnos y nunca acomodarnos.


Sí, es tiempo de cambio, ahora que teníamos tan interiorizado lo de la práctica basada en la evidencia (PBE) analizando actitudes, principales recursos y fuentes de información que utilizamos en el proceso terapéutico y la percepción de barreras. Todo cambia. Nosotros también. Sí, nos adaptamos. Nos dicen que evolucionamos como especie humana. No se. A mi parecer estamos evolucionando hacia una especie de “logocíborgs” intentando mejorar la parte orgánica mediante el uso de la tecnología. Somos materia viva y dispositivos electrónicos. Adaptarse o sucumbir.

 

Bárbara Bayón
Nº de asociada 08

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