Fecha: 20 de Septiembre de 2022
Reflexiones de logopeda después de un verano donde el ocio fue prioritario en muchas casas.
Ahora que muchas familias vuelven a retomar la rutina es un momento ideal para recordar algo importante.
Las logopedas necesitamos de la implicación de la familia para que nuestro trabajo pueda dar sus frutos. Según el caso, trabajamos 30 o 45 minutos una o dos veces por semana, un tiempo “ridículo” en comparación con el tiempo que comparte nuestro paciente con su familia. Por este motivo, necesitamos que todo aquello que hacemos dentro de nuestra sala, se intente implementar en casa o, al menos, ir en la misma dirección.
Necesitamos formar equipo con las familias que acuden a nosotros y para ello, la confianza es indispensable.
Quizás, si cada familia usuaria de nuestros servicios hiciese llegar sus reclamaciones y sus peticiones a la administración pública se vería la necesidad de aumentar nuestra presencia y todos nos beneficiaríamos de ello. Y si, pelearnos con el desconocimiento, la ignorancia, el atrevimiento y la invalidación constante, es agotador, además de injusto, puesto que no solo debemos demostrar todo lo que sabemos hacer a nuestros pacientes, familias y otros profesionales, sino que además, parece que debemos justificar nuestro trabajo de manera constante a toda la sociedad.
Iris Pérez Cotarelo
Asociada nº 100
LOGOPEDA en Logopedia Sonia Márquez